lunes, 28 de septiembre de 2009

Interpretaciones de la historia

El telón de fondo de la siguiente reflexión es la dificil legitimación de la democracia en paises con problemas de representatividad y la negociación del conflicto en Colombia, donde la búsqueda de un acuerdo político y la memoria de las víctimas parecen ir en caminos opuestos.

La historia provee de sentido a nuestro presente y de ésta misma forma configura nuestra visión del futuro
. Ésta es la sentencia que nos deja el post-modernismo como interpretación de la historia. Contrasta con la visión neo-moderna que sentencia: la razón de ser de la historia es aprender de ella. Si bien el aprendizaje implica una forma de sentido dado, éste es un sentido mediado por una interpretación moderna, la cual aspira a trascender la historia. A diferencia de la modernidad clásica, la cual subestima por completo el papel de la historia, la neo-modernidad encuentra en la historia una herramienta para alcanzar los ideales de la modernidad. Y si bien rescata a la historia del olvido, no la reivindica en el sentido que la post-modernidad da a esta palabra. La postura neo-moderna se justifica utilitariamente en la medida en que nos prepara para aquellas amenazas del futuro. Pero no es un futuro cualquiera, el tiempo para la (neo) modernidad supone una ruptura entre el pasado y el futuro. Si bien no queremos ser esclavos de nuestra historia, tampoco queremos caminar sin memoria, convertidos en objetos –la escinción absoluta–. La génesis del objeto, ocurre en la ruptura (mutilación, metamorfosis, desdoblamientos, cambio de roles, etc.). El sujeto solo logra abstraer el poder cuando éste le ha sido arrebatado. Es en este acto de abstracción que nace la noción neo-moderna de historia. En contraste, cuando la historia es leída como suma de deudas, ocurre la noción post-moderna, allí donde la correlación identidad-historia es interpretada como complementariedad. Por otro lado, para la modernidad clásica la identidad responde a un paradigma mecánico y funcional (el brazo, la valvula, la bala, etc.) donde la interacción ocurre en un eterno presente. La visión neo-moderna encuentra que la modernidad clásica y la post-modernidad no han de ser excluyentes y sintetiza una noción donde la historia afecta la determinación moderna de las identidades (valoraciones, categorías, etc.). Esto lo hace, no desde las deudas del pasado, sino desde las abstracciones adquiridas a través de la historia. Esta forma de concebir la historia tiene implicaciones radicalmente diferentes con respecto a la modernidad clásica. Por ejemplo, nos dice que la legitimidad de las reglas de juego en una sociedad, deben estar precedidas por eventos históricos, en particular por revoluciones –entendidas éstas como una inversión en las relaciones de poder–. Solo así, las reglas adquieren un estatus de neutralidad frente al imaginario colectivo.

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